Mudarse a Atlanta y adquirir una propiedad con un toque rural, llevó a la migrante colombiana y docente de español Tuty Vega a aprender a cuidar de sus animales de granja, sin importar la estación.
A pesar de que no suelen registrarse inviernos con nevadas en su ciudad, el clima con el que recibió el 2025 la llevó a tomar medidas adicionales para proteger a sus gallinas.
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Tras recibir preguntas incesantes de sus seguidores sobre el estado de sus animales, Tuty decidió abordarlas con un pequeño recorrido por el gallinero.
“¿Se congelan las gallinas en la nieve? ¿Qué les pasa a las gallinas cuando cae nieve? Pues, yo vivo en Atlanta y esto casi nunca pasa, pero está nevando fuerte. El agua del gallinero se congela, pero ellas encuentran calor debajo de la casa”.
Y precisó: “No les gusta la nieve, aunque a veces se la comen. Estos animales son bien fuertes, no se congelan ni nada. Simplemente no saben qué está pasando e, incluso, siguen cantando porque quieren poner más huevos. Nosotros ponemos un calentador y listo. Ellas están bien ¿les gusta?: No. ¿Sobrevivirán?: Sí”.
La colombiana, que ha tenido que acostumbrarse a los climas cambiantes, trató de darles un parte de tranquilidad a quienes la siguen en redes y han logrado encariñarse con su contenido y con sus animales de granja: “Yo sé que ustedes se preocupan más por ellas que por mí. Así que espero que este video los haga sentir más tranquilos”.
Mientras los seres humanos enfrentan el invierno con calefacción, ropa abrigada y alimentos almacenados, los animales salvajes deben recurrir a estrategias biológicas y comportamentales para sobrevivir a las bajas temperaturas.
Especies, como las ardillas, las abejas y las arañas han desarrollado mecanismos únicos que les permiten resistir las inclemencias del clima, desde la hibernación hasta la creación de microclimas. Estas adaptaciones no solo son fascinantes, también revelan la capacidad de la naturaleza para encontrar soluciones ante los desafíos ambientales.
Una de las estrategias más conocidas es la migración, utilizada por muchas aves que recorren miles de kilómetros hacia el sur en busca de climas más cálidos. Este fenómeno, que implica un gasto energético significativo, es una de las formas más efectivas de escapar del frío extremo. Por otro lado, especies como las tortugas y algunas arañas optan por la hibernación o el letargo, ajustando su metabolismo para reducir al mínimo sus necesidades energéticas durante los meses más fríos.
Las abejas, de otro lado, han desarrollado un método único para sobrevivir al invierno. Estas crean un microclima dentro de sus colmenas, manteniéndolas calientes mediante el movimiento constante de sus cuerpos. Este comportamiento colectivo les permite mantener una temperatura adecuada para la supervivencia de la colonia, incluso cuando las temperaturas exteriores descienden drásticamente.
Por su parte, las ardillas construyen complejos sistemas de madrigueras y túneles subterráneos. Estas estructuras no solo las protegen del frío, sino que también les permiten almacenar alimentos para consumir durante el invierno. Aunque permanecen en un estado de semiletargo, las ardillas se despiertan ocasionalmente para alimentarse, asegurando así su supervivencia hasta la llegada de la primavera.
Las arañas, a pesar de su tamaño, han desarrollado técnicas sorprendentes para enfrentar el invierno. A diferencia de los mamíferos, que pueden migrar o abrigarse, las arañas deben adaptarse al frío de formas mucho más ingeniosas. Algunas especies, especialmente aquellas que habitan cerca del suelo, permanecen activas durante el invierno gracias a mecanismos biológicos que les permiten resistir las heladas.
Dichas estrategias incluyen la producción de sustancias químicas que actúan como anticongelantes naturales, evitando que los fluidos corporales se congelen. Además, muchas arañas buscan refugio en lugares protegidos, como grietas en la corteza de los árboles o debajo de piedras, donde las temperaturas son más estables. Estas adaptaciones les permiten no solo sobrevivir, sino también mantener cierta actividad durante los meses más fríos.
La diversidad de estrategias de supervivencia en el reino animal da testimonio de la capacidad de adaptación de las especies. Desde la migración de las aves hasta el letargo de las tortugas y las arañas, cada especie ha desarrollado métodos únicos para enfrentar el invierno. Estas adaptaciones no solo garantizan su supervivencia, también destacan la importancia de los ecosistemas y las interacciones entre las especies.
En un mundo donde los cambios climáticos son cada vez más evidentes, comprender estas estrategias naturales puede ofrecer lecciones valiosas sobre resiliencia y adaptación. La naturaleza, con su infinita capacidad de innovación y sabiduría, continúa siendo una fuente de asombro y aprendizaje para la humanidad.