Confirman que correr maratones reduce por un tiempo una sustancia clave del cerebro

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Una investigación publicada este lunes en Nature Metabolism, revisada por pares, concluyó que la actividad física extrema prolongada, que moviliza las reservas de energía de todo el cuerpo para satisfacer la demanda que esa actividad exige, genera también una reducción temporal de la mielina en el cerebro.

La mielina rodea y envuelve las neuronas. Les proporciona aislamiento eléctrico y permite que los impulsos nerviosos se transmitan más rápido. El proceso de mielinización comienza durante la gestación y continúa toda la vida. En los bebés, muchos de sus nervios carecen de vainas de mielina maduras, por lo que sus movimientos son espasmódicos y descoordinados.

El deterioro de la mielina, conocido como desmielinización, puede causar enfermedades como esclerosis múltiple: ocurre cuando el sistema inmunitario ataca la mielina. En el caso de la actividad física extrema, los investigadores confirmaron que esta sustancia se reduce, pero sólo por un tiempo. ¿Por qué ocurre y qué consecuencias tiene?

“Los corredores de maratón dependen principalmente de los carbohidratos como fuente principal de energía durante una carrera. Cuando el glucógeno disminuye en los músculos, el hígado y otros órganos, incluido el cerebro, los corredores de maratón utilizan la grasa como fuente de energía. La grasa es más abundante en el cuerpo que los carbohidratos y puede proporcionar una fuente sostenida de energía para el ejercicio de resistencia prolongado”, explican expertos españoles de diferentes centros que firman la investigación en Nature Metabolism.

El equipo de científicos pertenece al Centro de Investigación Cooperativa en Biomateriales, de San Sebastián; el departamento de Radiología del Hospital Clínic, de Barcelona; y el Departamento de Neurociencias de la Universidad del País Vasco. Este último centro había hecho un primer informe poco más de un año atrás, con las primeras conclusiones vinculadas a esta cuestión. Ahora, la hipótesis se confirma, pero con un matiz en el tiempo que lleva la recuperación de la mielina.

Una de las postales tradicionales del maratón de Nueva York. Foto: AP

El trabajo detalla: “Los principales componentes de la mielina son los lípidos, que constituyen entre el 70 % y el 80 %, mientras que las proteínas de la mielina compactan y estabilizan su estructura multicapa. Si bien se ha propuesto que el metabolismo de los ácidos grasos oligodendrogliales actúa como reserva energética durante la privación de glucosa, nuestra hipótesis es que los lípidos de la mielina podrían contribuir a la actividad cerebral, al igual que la grasa corporal para alimentar los músculos”.

Luego describen cómo hicieron el trabajo: “Para probar nuestra hipótesis, evaluamos el contenido de mielina cerebral mediante imágenes por resonancia magnética en corredores de maratón urbanos y de montaña”. Las mediciones se realizaron en atletas de entre 45 y 73 años, hombres y mujeres, dentro de las 48 horas antes de correr un maratón. Se repitieron a las 24 y 48 horas posteriores al maratón, a las dos semanas y a los dos meses.

“Las secciones coronales que integran los mapas de imágenes de un individuo representativo muestran una clara reducción posterior a la carrera en en las vías motoras descendentes”, dicen los investigadores sobre los niveles de mielina. También confirman que transcurridos dos meses, los mismos se recuperan completamente.

Este último dato supone un lapso mayor de recuperación al que había sido informado a comienzos de 2024, cuando aquel primer informe, realizado exclusivamente por investigadores de la Universidad del País Vasco, había sugerido que a las dos semanas los niveles de mielina estaban normalizados. El nuevo dato ubica esa instancia de reversibilidad completa recién a los 60 días.

La pérdida bilateral de mielina fue extensa después de completar el maratón, y su dimensión fue similar en ambos hemisferios. “Fue menor en el tracto corticoespinal, el tracto de cruce pontino, el pedúnculo cerebral y los tres cerebelosos, así como en la corona radiata anterior y posterior”, señalan y agregan: “Disminuyó robustamente en los tractos axónicos que involucran la función motora y la coordinación junto con la integración sensorial y emocional”.

Una resonancia magnética de un cerebro humano con el lóbulo frontal resaltado. Foto: Science Source

¿Cómo se recupera la mielina?

Como primer punto, los científicos aclaran que si bien la mielina descendió robustamente en los nervios que involucran la función motora y la coordinación junto con la integración sensorial y emocional, la reducción general en todo el cerebro es limitada y se produce en áreas restringidas, por lo que la mayor parte de la mielina no se ve afectada.

No obstante, los investigadores afirman que “sería importante evaluar si estos cambios afectan transitoriamente las funciones neurofisiológicas y cognitivas asociadas con dichas regiones”. Es decir, durante el tiempo que dura la recuperación de la mielina hasta que este proceso se completa.

Como conclusión, confirman: “Nuestros hallazgos muestran que correr un maratón reduce los niveles de mielina en las áreas de sustancia blanca de los corredores, con un impacto similar en ambos hemisferios. Los valores de mielina se recuperan posteriormente y alcanzan los valores previos a la carrera dos meses después del evento”.

Es a partir de esa recuperación que deducen: “Esta reducción reversible de la mielina tras el ejercicio prolongado y la recuperación tras una disminución de la actividad física sugiere cambios en la estructura y el contenido de mielina que podrían abrir una nueva perspectiva sobre la mielina como reserva de energía lista para usarse cuando escasean los nutrientes comunes del cerebro. Definimos este proceso como plasticidad metabólica de la mielina”.

También subrayan -para no dejar dudas- que “la actividad física regular de intensidad moderada es un factor clave para mantener la salud cerebral a lo largo de la vida». Por el contrario, advierten que «la actividad física extenuante puede ser un factor de riesgo para la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en personas con predisposición genética a la enfermedad. Por lo tanto, el ejercicio de resistencia puede suponer un peligro adicional para las áreas motoras muy mielinizadas vulnerables a la enfermedad en personas con riesgo genético de ELA”.

PS

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