El Gobierno de Javier Milei realizará una profunda reforma en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el principal organismo de promoción científica del país, con el objetivo de dar de baja delirantes proyectos ideológicos del kirchnerismo que buscaban ser financiados con el dinero de todos los argentinos.
La medida incluye una renovación completa del directorio del organismo y la baja de decenas de iniciativas aprobadas por la anterior gestión, que no tienen ninguna utilidad para el desarrollo productivo argentino.
La decisión fue confirmada a este medio por el secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Darío Genua, quien desde la asunción del Gobierno de Milei viene llevando adelante una auditoría sobre el uso de los recursos del sistema científico nacional, evitando destinar fondos públicos a proyectos ideológicos que no responden a una verdadera ciencia.
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Esta revisión detectó que el exministro de Economía Sergio Massa dio luz verde a numerosos «proyectos de investigación» sin contar con los fondos para financiarlos, ya que el presupuesto había sido desviado para otros fines, entre ellos la campaña kirchnerista para las elecciones de 2023.
A pesar de haber avalado las adjudicaciones, Massa nunca efectivizó los pagos. Tras el cambio de gobierno, Genua se negó a ejecutar esos desembolsos, en línea con el compromiso de la administración Milei de poner fin al despilfarro y reordenar las prioridades del Estado, incluída la ciencia y tecnología.
La revisión técnica reveló un patrón de adjudicaciones orientado más a satisfacer demandas ideológicas y clientelares que a fomentar la innovación real o la competitividad nacional. Muchos de los proyectos PICT (Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica), en lugar de enfocarse en ciencia, desarrollo tecnológico o investigación estratégica, respondían a temas relacionados con agendas de género, estudios culturales o caprichos ideológicos sin un impacto productivo real.
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Entre los títulos aprobados bajo esta lógica, se destacan: «Sexualidades disidentes desde las filosofías amerindias, las epistemologías trans y la biomedicina, (UBA)«, «Trayectorias de trabajo restringidas: género e interseccionalidad en la participación laboral de personas LGBTIQ+ en Jujuy (UNQ)«, o «Iniciativas con perspectiva de género en baños de escuelas primarias y secundarias (CONICET)«, entre muchos otros.
Estos ejemplos evidencian una deformación del sistema científico por parte del kirchnerismo, que lo convirtió en una maquinaria de subsidios clientelares, donde se expandió la base de beneficiarios sin criterios de eficiencia, utilidad pública ni evaluación de impacto. Instituciones como universidades nacionales, municipios e institutos con fuerte impronta partidaria de izquierda fueron algunos de los principales beneficiarios de esta dinámica.
Con la nueva composición del directorio, el Gobierno de Milei buscará establecer un nuevo rumbo para el CONICET. Se impulsarán proyectos orientados a la ciencia aplicada, la tecnología con impacto directo en la producción y la investigación científica de excelencia, con una evaluación y asignación de fondos mucho más rigurosa y transparente.
La decisión marca un giro histórico en la política científica argentina, que durante años estuvo dominada por una lógica populista y partidaria que al verdadero impulso del conocimiento útil para la sociedad.